En mis clases, espero pacientemente el instante adecuado para dar las tres claves que garantizan el éxito en Matemáticas; pero, esta vez, creo que abrir la web es un momento perfecto para ello. ¡Hoy os haré un regalo para toda la vida!
Para conquistar esta asignatura, que es troncal hasta 4º de la Educación Secundaria Obligatoria (E.S.O.) de nuestro país y puede llegar a convertirse en una experiencia muy desagradable para algunos, es necesario presentarse ante ella como la triada que es: honesta, obediente y ordenada.
Primera clave
Las Matemáticas son honestas porque dicen la verdad, siempre; incluso cuando llegamos a un planteamiento absurdo que nos indica que eso es imposible. Cuando en nuestro cuaderno anotamos que ‘3X+1=2-5X’, debemos buscarnos la vida para que eso sea verdad, puesto que ahí dice que la expresión de la izquierda es igual que la de la derecha. Y lo resolveremos para concluir que ‘cuando X=1/8, esa expresión es cierta’, ‘se cumple’, solemos decir. Y ‘eso es verdad’.
Segunda clave
Para resolver esa expresión, o cualquiera que se nos plantee, necesitamos unas normas básicas para movernos por el territorio de la ciencia. Estas reglas vienen definidas por numerosas fórmulas y teoremas que alguien hace muchos años (insisto, muchos años) demostró empíricamente dedicando su tiempo y descubriéndonos que hay comportamientos en el universo que pueden determinarse con una expresión concreta.
Estas expresiones son fórmulas que no debemos cuestionarnos sino asimilarlas como piezas de un camino seguro para alcanzar el fin que se nos propone.
Esto es una decisión acertada. De modo que a la pregunta: “Pero, ¿Por qué es menos ‘b’ más menos raíz cuadrada de ‘b’ al cuadrado menos 4 por ‘a’ y por ‘c’, partido entre 2 por ‘a’?”, responderé que: “Aunque parezca esquivable, esa es, simplemente, la fórmula que debemos usar para resolver una ecuación de segundo grado completa, ¡no te pares en eso! Tú has venido a descubrir algo más grande y que viene después”.
Obedientes ante las mil fórmulas que usaremos de aquí en adelante, ellas nos permitirán desplegar toda la genialidad contenida en la generación que ahora protagonizan nuestros jóvenes.
Es ahora cuando su cerebro debe asimilar que el universo y sus mecanismos siguen unos procedimientos, y que el ser humano ha sido capaz de deducir expresiones que nos permiten describirlas para, por ejemplo, prever su comportamiento.
La obediencia está bien ante las fórmulas universales matemáticas que rigen el universo, les insisto; pero cuando algo les parezca injusto deben rebelarse, siempre.
Tercera clave
Y para poder transmitir todo su conocimiento y de qué modo decide emplearlo, es imprescindible que el alumno y docente usen el lenguaje universal por excelencia (el lenguaje matemático) siguiendo un hilo conductor, del mismo modo que lo haría si escribiese un texto: introducción, trama y desenlace.
El decoro es importantísimo en la expresión escrita de nuestra disciplina, ya que esta es la única vía por la que hemos heredado este patrimonio. Borraremos ante un error o tacharemos muy bien para que no quepa la duda; y respetaremos el código inventado para tal fin: los números, signos, caracteres y símbolos que ya fueron diseñados, sin necesidad de inventar nada.
Sencillamente; en Matemáticas, con el conocimiento adquirido, solo hay que dejarse llevar.
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