Napier, también llamado Neper, fue un matemático escocés y profundo protestante que nació a mediados del siglo XVI en el seno de una familia noble, de las que vivían en castillos.
Este genuino acuariano, siendo adolescente y cursando estudios universitarios los abandonó tras la muerte de su madre. Ahí decidió viajar por Europa para instruirse de la cultura principalmente centroeuropea.
Brindó su vida a tres grandes desafíos: al patrimonio familiar, que era muy amplio; a la lucha religiosa, que le obsesionaba hasta el punto de proyectar máquinas de guerra previstas para una supuesta defensa de la isla británica frente a Felipe II de España (también profundamente religioso, pero católico); y, mayoritariamente, al estudio matemático (el ingenio innato y visionario es propio de los nacidos en febrero).
Con este último reto nos hizo un favor muy importante al resto de la humanidad: Se empeñó en inventar una herramienta que facilitara los cálculos matemáticos simplificándolos de un modo espectacular. A su invento lo llamó “números artificiales” pero más tarde pasaron a llamarse “logaritmos”, tal y como los conocemos ahora.
Esta idea tuvo un éxito inmediato en el campo de la Astronomía. Los astrónomos, que dedicaban meses solo a la parte de cálculo, vieron reducidos estos esfuerzos a operaciones sencillas gracias a las propiedades de los logaritmos que permitían, por ejemplo, convertir una multiplicación en una suma.
Y hasta el mismísimo Johannes Kepler escribió que los logaritmos constituyeron la base para enunciar la 3ª ley del movimiento de los planetas.
La “coma” se la debemos a Neper
Al creador del logaritmo hemos de agradecerle también el uso de la notación decimal actual. Todo sucedió cuando tres años antes de morir publicó su obra Descripción de una admirable tabla de logaritmos, en la que usaba la coma para separar la parte entera de la parte decimal de un número.
John Napier no inventó esta notación, pero sí la hizo popular al aparecer junto al gran descubrimiento que fueron los logaritmos.
Los logaritmos con los que trabajamos diariamente en clase son, en su mayoría, en base 10.
Saber que el señor Neper creó esta herramienta nos puede ayudar a recordar que, actualmente, logaritmo neperiano es aquel cuya base es el número “e”.
Es importante saber manejar correctamente las herramientas con las que trabajamos. Conocer la historia y el origen de las mismas nos ayudará a entender mejor su funcionamiento.
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Y aquí sigo recordando las matemáticas y accediendo a todos los enlaces.
Qué buenos momentos.
Gracias
Muchas gracias, Leticia.